Por donde quiera que escudriña la mirada
Sólo encuentra los pálidos pantanos de la Nada
Flores marchitas, aves sin rumbo, nubes muertas...
¡Ya no abrió nunca el cielo ni la tierra sus puertas!
Días de lasitud, desesperanza y tedio
No hay más para la vida que el fúnebre remedio
De la muerte, no hay más, no hay más, no hay más
Que caer como un punto negro y vago
En la onda lívida del lago
Para siempre jamás...
ALFREDO CORTES