10 de junio de 2008

Irrevocablemente




Por donde quiera que escudriña la mirada

Sólo encuentra los pálidos pantanos de la Nada

Flores marchitas, aves sin rumbo, nubes muertas...

¡Ya no abrió nunca el cielo ni la tierra sus puertas!

Días de lasitud, desesperanza y tedio

No hay más para la vida que el fúnebre remedio

De la muerte, no hay más, no hay más, no hay más

Que caer como un punto negro y vago

En la onda lívida del lago

Para siempre jamás...


ALFREDO CORTES